Como escritora, en numerosas ocasiones me he quedado bloqueada mientras escribía alguna de mis historias. Me pasó mientras escribía Magia Medieval, hasta tal punto que detuve su escritura hasta corregir todo lo que llevaba escrito hasta el momento. Me pasó cuando escribía su segunda parte, de la cual llegué a escribir hasta diez capítulos antes de darme cuenta de que debía detenerme, dejar reposar la historia y retomarla desde el principio.
Con Días sin fin no llegó a sucederme. Supongo que tuve suerte; tenía más que claro lo que quería que pasara a cada momento, y las pocas veces que retrocedí antes de seguir avanzando fueron para comprobar que no me había hecho un lío con las fechas o cosas así. Para comprobar, al fin y al cabo, que iba por buen camino y no fallaba nada.
Hoy me ha vuelto a pasar. Con Silencio. Mirada de cazadora. Las últimas veces que he abierto el documento han sido para escribir un interludio que la trama exige, pero que está quedando demasiado largo y con el que siento que me he ido completamente por las ramas. En el sentido de que me he explayado en lo menos relevante, y las partes importantes del interludio las he explicado muy por encima.
Así que toca corregirlo. Desde el principio. Y, aun así, cuando acabe el interludio, no sé muy bien cómo será eso de reencontrarme con Silencio, la protagonista y narradora que, sin embargo, no cuenta el interludio en primera persona. Hace ya mucho tiempo que Silencio no me cuenta nada, desde que comencé el interludio hace más de un mes, y me siento atascada...
Supongo que debo desconectar un poco y recargar pilas. Esta misma noche salgo de viaje a Portugal con mi pareja, y vamos a estar una semana entera visitando el país. La parte mala es que, a mi regreso, no tendré más remedio que ponerme a estudiar, pues septiembre está a la vuelta de la esquina...
Pero, bueno, espero recuperar las fuerzas para escribir y poder terminar de una vez el interludio, de una forma que me satisfaga por completo (tal como lo llevo hasta ahora, lo veo plagado de fallos). Una vez lo consiga, espero que el reencuentro con Silencio resulte completamente natural y pueda volver a narrar con la misma fluidez lo que le pasa por la cabeza a esta joven ladrona.
Es lo que tienen los bloqueos, que sientes que está todo perdido y que es imposible recuperar la historia y terminarla... Pero tengo esperanza. Esperanza en que me vuelvan las fuerzas y las ganas, para poder terminar de contar esta historia; cosa que, por otro lado, me dará una pena inmensa. Pero es necesario.
Mientras tanto, espero desconectar en Portugal, leyendo a ratos, imaginando nuevas historias y, sobre todo, disfrutando mucho. ¡Que ya se nos acaba el verano!
Hola!! No veas lo identificada que me siento con esta entrada, yo estoy pasando por lo mismo. Es la primera novela que escribo en serio así que supongo que es normal encontrarme con estas cosas.
ResponderEliminarLo que me tenía bloqueada, creo que ya he encontrado la forma de arreglarlo, es que no podía empezar la novela en sí sin explicar las causas de que hubieran llegado a esa situación y no era algo que pasara de un día para otro y no quería andarme por las ramas con cosas que no son importantes para la historia.
Me encanta encontrar a otra escritora en proceso de aprendizaje
Vaya, Deirdre, me alegra que me comprendas tan bien. Espero que los bloqueos no te asalten demasiado, por suerte son sólo pasajeros :)
Eliminar¡Besos!
Los bloqueos son muy, muuuuy malos a la hora de escribir. Me alegro de que en una de tus historias no te sucediera ^^.
ResponderEliminar¡Besos!
¡Muy cierto! Muchísimas gracias ^-^
Eliminar¡Besos!